sábado, 25 de febrero de 2012

La Cuadra


Revista Comfamiliar Risaralda, Edición Nº 13, octubre – diciembre de 2011

Por Juan Manuel Álvarez
El primer jueves de cada mes la gente de Pereira celebra un encuentro con el arte. Comenzando la noche, adolescentes, jóvenes y adultos se reciben en abrazos llenos de música, letras, pintura, escultura, danza, teatro y fotografía. Hay comida, cerveza, alegría y amistad.
Se trata de “La Cuadra, talleres abiertos” un espacio creado en marzo del año 2000, por cuatro amigos artistas plásticos que tenían sus talleres de creación en una L de dos cuadras de larga, situada debajo de la avenida Circunvalar entre calles 12 y 13. Se trataba de los pintores Viviana Ángel, Carlos Enrique Hoyos, Jesús Calle y el fotógrafo Javier García. “Queríamos llevarle el arte a la gente”, explica Calle, “para que viera que los talleres de un artista no eran espacios cerrados e inaccesibles”. En los primeros días, los visitantes -no más de un puñado- iban de taller en taller viendo la obra de los anfitriones, además de exposiciones de artistas invitados. Había vino, camaradería entre pares y charla.
Con el tiempo, fue llegando más y más gente y el vino no dio abasto y los talleres se quedaron pequeños. La gente comenzó a reunirse en los andenes y subieron el volumen de la música. Como eran dos autovías, los organizadores gestionaron los permisos en la secretaría de Gobierno para cerrarlas exclusivamente para los asistentes al evento.
A partir del acordonamiento, el encuentro en La Cuadra fue más y más numeroso. Ya no solo llegaban interesados en el arte, también jóvenes con ganas de ver amigos, de tomarse un trago, de caminar sin afanes y ni riesgos, de apropiarse de la calle como lugar de encuentro. En los años 2004, 2005 y 2006, La Cuadra ya era un plan impostergable para la juventud pereirana.
Por esa misma época, a las exposiciones dentro de los talleres los organizadores sumaron conversatorios, debates, presentaciones de libros de investigaciones, en áreas de la cultura, la ciudad y el desarrollo, más música en vivo de todos los géneros sobre un tablado con buena amplificación. Poco después, el arte también se expuso en la calle: “Nos dimos cuenta de que había que exhibir el arte también en la calle” dice Chucho. “Con la autorización de los dueños de algunas casas, hemos usado sus paredes para muestras de dibujo callejero con brocha, aerosol y otras técnicas. Eso sí, dos o tres días después de celebrada La Cuadra, pintamos esas paredes del color que tenían”.
La magnitud del evento, sobre todo la exitosa estrategia de encuentro en torno al arte, mereció elogios de la crítica especializada. Por ejemplo, Libardo Díaz dijo: “Lo que está sucediendo en La Cuadra es la propuesta de promoción de las artes más novedosa y de impacto directo sobre la comunidad que existe en el momento en el país”. Alberto D’a Pena Pérez agregó: “La Cuadra es una estupenda oportunidad para que los pereiranos recorran el primer jueves de cada mes, un itinerario cultural, en contacto directo con las obras de arte y con sus autores, además supone otra alternativa para la ciudad de Pereira”.
Aunque en otras partes de la ciudad ha habido iniciativas similares que no han calado del todo -La Cuadra Centro y La Cuadra Dosquebradas-, la idea ha sido replicada por gestores culturales de otras ciudades. En Armenia, por ejemplo, se lleva a cabo la Calle Bohemia; en Cali, la Calle del Arte. Hoy, 11 años después de su primera versión, La Cuadra es un buen ejemplo de la gestión cultural organizada y creativa, que ha garantizado la vigencia en el tiempo de un espacio urbano como punto de encuentro ciudadano. Sin duda.

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